CAPÍTULO 14
Había acabado el plazo, la guerra iba a comenzar, Gonzalo
salía de aquel templo y todos los mentalistas aplaudían. Le habían estado
esperando toda la noche, estaban felices por su esfuerzo, lo agradecían y se lo
hacían saber. Motivación no le faltaba a nuestro héroe, tenía una sonrisa de
oreja a oreja, se dirigió a aquel cuartel de donde vino y donde tuvo aquella
“dulce cena”, allí estaban todos, incluido André, estaban preparando la zona y
planeando para que la batalla fuese lo menos perjudicial para el pueblo.
Gonzalo se puso junto a Isaac y este le explicó, “debes
estar atento, primero vigila sus manos, cualquier oportunidad que tengan para
agitar su varita la aprovecharán para atacar o hechizar. No serás la primera
vida que quiten, pero sin embargo tú jamás has matado a nadie, no escatimes en
magia, hay vidas en juego, ¿de acuerdo?”, “de acuerdo, pero… ¿Cómo acabaré con
ellos?”, dijo el chico. El anciano rió, “no son inmortales chico, mueren de la
misma manera que tú y que yo, somos iguales anatómicamente, tenemos los mismos
puntos vitales”.
El chico comprendió las palabras de Isaac, por alguna razón
pensaba que sería más complejo pero el hecho de que sus vidas estuviesen en
igualdad de condiciones le aliviaba.
Golpearon la pared, Daniel estaba nervioso, “son ellos, no
traen buenos pensamientos…”, decía. Acto seguido los ladrillos se destrozaron
tras una explosión exterior y entraron tres encapuchados en la habitación. Sin
parpadear, André golpeó la mesa y junto con una brillante luz cegadora hubo un
cambio de escenario.
Los seis guerreros y sus tres enemigos aparecieron en un
descampado de desconocida ubicación, todo era muy surrealista pero, claro, ¿qué
no lo había sido hasta entonces? André los había traído allí para la batalla,
de esa forma el pueblo no sería afectado pero los ataques de los tres magos
serían más directos. Era un riesgo que estaban dispuestos a correr, su
principal objetivo era proteger a todas esas familias.
Los magos oscuros estaban aturdidos, se pusieron en posición
de atacar, pero Daniel fue más rápido, “Tomás, al mago de la derecha, ahora”.
Tomás se concentró, mordió un bollo de crema y controló al encapuchado de la
derecha, atacando así a los otros dos, que reaccionaron esquivándolo y lanzando
un ataque directo al marionetista de mentes. Isaac se interpuso ante él, pero
sus movimientos fueron lentos y torpes y fue alcanzado.
Mientras el mago controlado seguía atacando, consiguió herir
a uno de sus compañeros, pero al parecer no era suficiente. Tomás sudaba y le
temblaban las piernas, estaba sobre esforzándose y esto le podría causar la
muerte. Menos mal que Daniel pudo contactar con él y pedirle que parase.
Gonzalo estaba aterrado, apenas empezada la guerra y ya
había dos heridos y Tomás debilitado… No le gustaba nada como trascurría, es
más, tenía un mal presentimiento que notaba desde la cabeza a los talones,
nuestro héroe estaba paralizado.
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