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jueves, 16 de mayo de 2013

*EL LIBRO* CAPÍTULO 14 -Carlos Atienza Cuenca-


CAPÍTULO 14

Había acabado el plazo, la guerra iba a comenzar, Gonzalo salía de aquel templo y todos los mentalistas aplaudían. Le habían estado esperando toda la noche, estaban felices por su esfuerzo, lo agradecían y se lo hacían saber. Motivación no le faltaba a nuestro héroe, tenía una sonrisa de oreja a oreja, se dirigió a aquel cuartel de donde vino y donde tuvo aquella “dulce cena”, allí estaban todos, incluido André, estaban preparando la zona y planeando para que la batalla fuese lo menos perjudicial para el pueblo.

Gonzalo se puso junto a Isaac y este le explicó, “debes estar atento, primero vigila sus manos, cualquier oportunidad que tengan para agitar su varita la aprovecharán para atacar o hechizar. No serás la primera vida que quiten, pero sin embargo tú jamás has matado a nadie, no escatimes en magia, hay vidas en juego, ¿de acuerdo?”, “de acuerdo, pero… ¿Cómo acabaré con ellos?”, dijo el chico. El anciano rió, “no son inmortales chico, mueren de la misma manera que tú y que yo, somos iguales anatómicamente, tenemos los mismos puntos vitales”.

El chico comprendió las palabras de Isaac, por alguna razón pensaba que sería más complejo pero el hecho de que sus vidas estuviesen en igualdad de condiciones le aliviaba.

Golpearon la pared, Daniel estaba nervioso, “son ellos, no traen buenos pensamientos…”, decía. Acto seguido los ladrillos se destrozaron tras una explosión exterior y entraron tres encapuchados en la habitación. Sin parpadear, André golpeó la mesa y junto con una brillante luz cegadora hubo un cambio de escenario.

Los seis guerreros y sus tres enemigos aparecieron en un descampado de desconocida ubicación, todo era muy surrealista pero, claro, ¿qué no lo había sido hasta entonces? André los había traído allí para la batalla, de esa forma el pueblo no sería afectado pero los ataques de los tres magos serían más directos. Era un riesgo que estaban dispuestos a correr, su principal objetivo era proteger a todas esas familias.

Los magos oscuros estaban aturdidos, se pusieron en posición de atacar, pero Daniel fue más rápido, “Tomás, al mago de la derecha, ahora”. Tomás se concentró, mordió un bollo de crema y controló al encapuchado de la derecha, atacando así a los otros dos, que reaccionaron esquivándolo y lanzando un ataque directo al marionetista de mentes. Isaac se interpuso ante él, pero sus movimientos fueron lentos y torpes y fue alcanzado.

Mientras el mago controlado seguía atacando, consiguió herir a uno de sus compañeros, pero al parecer no era suficiente. Tomás sudaba y le temblaban las piernas, estaba sobre esforzándose y esto le podría causar la muerte. Menos mal que Daniel pudo contactar con él y pedirle que parase.

Gonzalo estaba aterrado, apenas empezada la guerra y ya había dos heridos y Tomás debilitado… No le gustaba nada como trascurría, es más, tenía un mal presentimiento que notaba desde la cabeza a los talones, nuestro héroe estaba paralizado.

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