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martes, 26 de noviembre de 2013

EL POETA -Carlos Atienza Cuenca-

EL POETA

¿Qué mejor forma de hablar del poeta que con un poema?

El poeta, amante del poder de las palabras,
aquel que ve su potencial y las trabaja.
Escritor de la objetividad en subjetivo,
que tiene la belleza y la verdad como objetivo.

El poeta, extraño individuo, rara persona
que mide su cordura en la locura de sus obras.
Curioso por el paso del tiempo y los sentimientos,
preocupado por su nombre y lo que quede cuando muerto.

El poeta, aquel que expresa en poesía lo que siente,
inteligente, sabe lo que quiere y a qué le hace frente.
Inconformista, nada le detiene y a nada teme,
pues sus letras quedarán para los restos, nunca mueren.

El poeta, crítico con todo aquello establecido,
aquel que al dar las tres de la mañana aún no ha dormido.
Una idea le quitó el sueño y ahora es un poema,
su pasión por la rima la demuestran sus ojeras.

El poeta, el soñador, el escritor de mal salario,
el complicado, el actor de la vida como escenario.
Aquel que sabe que los versos pueden más que las armas
y que compone fragmentos en los que pone parte de su alma.

Y así hacerse inmortal, el que distingue bien de mal,
el que propone soluciones a cuestiones de verdad.
El que pone su fe en otro Dios, en la inspiración
y con su rima te roba el sentido y respiración.


El poeta.

domingo, 17 de noviembre de 2013

ORACIÓN DEL BUEN CRISTIANO -Carlos Atienza Cuenca-

ORACIÓN DEL BUEN CRISTIANO

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
pronto verás cómo emprendo yo el vuelo
y estarás orgulloso de que me hice hombre.

No pido nada, no creo en los rezos,
creo en hazañas, en actos, en hechos.
En versos que cambian malas opiniones
y que provocan cientos de emociones.

Creo en la gente que trabaja el cambio,
en ser diferente como único hábito.
Creo en el mundo como un escenario
con un decorado que no es de plástico.

Padre, si estás ahí no me digas que hacer,
yo quiero chocarme antes de aprender.
Y si esta oración no es de tu gusto
es un gusto saber que aún queda por hacer.

Y ahora sé que creer no es cosa de fe,
es cosa de hacer más que de obedecer.
Y aunque yo no sea creyente, hermano,
seré el mejor cristiano que se pueda ver.

Os mentís creyendo que la “salvación”
es una cuestión de ser fiel a Dios.
Pero pocos son los que pasan a la acción
y tienen clara cuál es su misión.

Tú que estás de rodillas, levanta del suelo,
sal a la calle, haz algo bueno.
Cambia el mundo y hazlo para bien,
cumple lo que rezas, actúa, amén.

martes, 12 de noviembre de 2013

LA VIRTUD QUE SE ME HA DADO -Carlos Atienza Cuenca-

LA VIRTUD QUE SE ME HA DADO

En tierras no tan lejanas a esta viven peor que nuestros presos,
mueren más sanos que enfermos, cargan todo nuestro peso.
En un lugar demasiado cerca ganan los malos, no los buenos,
no existen superhéroes y se cuentan otros cuentos.

En países fronterizos las balas suenan cada noche
y las calles hacen sordos los lamentos y reproches.
En las casas de otros barrios la vida no es como en mi casa
y no entiendo el por qué si ambos somos misma raza.

Es extraño que a mí, solo por nacer aquí,
se me eduque y tenga fácil eso de sobrevivir.
Debí hacer algo increíble en mis vidas pasadas
pero que yo sepa, antes de nacer no hice nada.

Es curioso que yo tenga este “regalo del azar”
que ninguno merece y que uno ha de ganar.
Mientras otros que nacieron como tú y como yo
tienen menos que nosotros y aun así  creen más en Dios.

Y a esto del azar nadie puede poner solución,
pero sí a la pobreza y tiranía de una nación.
Nos batimos en mil guerras por poder y por gusto
pero en ninguna lo hicimos por un motivo justo.

Pagamos atrocidades a un hombre que nos gobierna
y él encima nos roba y duerme a pierna suelta.
No damos nada a  aquel que lo agradecería
aun sabiendo que al darle le damos la vida.

Y presumimos de avances, de mejoras, libertades,
de ser buenos religiosos, de hallar las verdades.
Presumimos porque el hombre puso un pie en la luna
pero nunca puso pan en el plato del que hoy ayuna.

Cada cual piensa en lo suyo, en su honra, en su orgullo,
en su cuenta bancaria y en los rumores, los murmullos.
Nadie piensa en los pobres, en su estado, en su oficio,
nadie piensa en ellos porque no les da beneficio.

Y lo siento si no entiendo que yo coma cada día
y sobren en la despensa toneladas de comida.
No lo entiendo simplemente porque hay gente desnutrida
que no prueban hoy bocado y su plato hoy no limpian.

Y yo salgo a la calle sin pensar ser disparado
por mi forma de pensar, por mi ropa o mis creencias.
Y puedo caminar, no tengo los pies descalzos,
mientras que otros quedan en casa y no mantienen la inocencia.

Siento que esto que tengo es privilegio inmerecido,
inmerecido mientras haya gente que jamás ha leído.
Siento que si se me ha dado esta virtud, te aseguro

que es para hacer que donde nazcas no determine tu futuro.