CAPÍTULO 3
No le faltó tiempo a nuestro personaje para coger el primer
autobús que le dejara cerca de la biblioteca de la ciudad. Una vez allí, se aventuró
a entrar en la sección de “sucesos paranormales” donde encontró a una serie de
personas de estilo un tanto gótico que disfrutaban de la lectura en silencio,
con una sonrisa de satisfacción que a ojos de los demás era espeluznante.
El chico andaba rápido y nervioso, cosa poco normal en su
naturaleza hasta entonces tranquila y observadora, cuando tropezó con una chica
delgada de pelo negro que aparentaba su edad y que medía aproximadamente veinte
centímetros menos que el inquieto estudiante. Al chocar cayeron los desusados
libros pero, cómo iba a ser, la maleta estaba cerrada, la fuerza que los tiró
no fue el pequeño tropiezo, fue otra, como si la mochila se hubiese abierto en
la caída y los libros hubieran hecho el esfuerzo de escapar de ella. Nuestro
protagonista tenía de nuevo esa sensación previa a lo sucedido en la avenida,
ese presentimiento se alzaba de nuevo en su mente y lo volvía a dejar sin
palabras ni uso de razón.
La chica se le quedó mirando, cogió sus libros, leyó el
título y gritó, lo cual molestó al grupo semi-diabólico de alrededor. Aterrada
la joven se levantó y tirando de nuestro hombre y con sus libros en la mano,
salieron de aquella biblioteca corriendo y no pararon hasta llegar a un
callejón.
Cuando volvió en sí y
se vio en esa situación, con aquella extraña chica leyendo sus preciados
libros, se abalanzó sobre ella pero para su sorpresa algo le empujó hacia atrás
volviéndolo a dejar en el suelo, la misma extraña fuerza que tiró los libros,
el mismo presentimiento otra vez pero en esta ocasión le dejaba pensar y seguía
consciente. Cuando se levantó quiso saber qué era aquella fuerza. La chica
respondió claro, “telequinesia”, y le mostró la página de su libro donde se
mostraba esta habilidad. “La telequinesia…”
“La telequinesia es una habilidad mental por la que podemos
hacer de nuestra mente, una extremidad invisible, extensible y potente si se
trabaja. La telequinesia se encuentra en debate entre magia y mente, es difícil
de entrenar y requiere un gran uso de glucosa por parte de la telequinesia
mental. Si se realiza a partir de la magia el único inconveniente es la
efectividad, ya que costará más controlar a la perfección este arte a partir de
esa rama. La telequinesia no ha sido detectada en nadie ya que al contrario de
la levitación, sus efectos no pueden atribuirse al artista y se les suele
atribuir a simples fenómenos de la naturaleza.”
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