PD: Habrá repeticiones de palabras como "el chico" porque los nombres de los personajes aun no están decididos.
INTRODUCCIÓN
Esta historia empieza como cualquier otra, con un personaje
normal, en una ciudad normal, todo muy normal. Pues no, la… “gracia” de esta
historia es que el chico no era normal, ¿sabéis de esas personas que se
diferencian de las demás por sus ideas y su manera de hacer las cosas? Pues él
era una de ellas. Era de esos que en vez de, no sé, mirar un suceso y
almacenarlo en la memoria, lo analizaba, lo medía, lo comprendía e incluso a
veces veía cosas que nadie era capaz de reconocer a simple vista. Hay gente que
a ese tipo de personas tan detallistas las llaman vanguardistas; los más
confiados, eruditos; y quizás, los más acertados, locos. Sea como fuere, el
caso es que esta historia trata de ese chico, y lo más importante, de lo que le
sucede un verano que dio un giro a su vida de aburrida a emocionante.
Sería muy poco apropiado empezar esta “novela” con un “todo
empezó” o un “érase una vez” después de decir que su protagonista es raro. El
comienzo tiene que ser raro también… En fin, la cosa no empieza, sino que nos
encontramos en un caluroso Mayo de estos que dejan a la gente con la lengua
fuera y en camiseta corta y pantalones finos y de colores claros. He de decir
que el calor era exagerado y en el cielo no había ni una nube, que emigraron
buscando algo de sombra y dudo que la encuentren. Aun así, no nos desviemos,
era Mayo, hacía calor y el chico salía de la universidad de periodismo, por lo
tanto, no podían ser más de las 2:00h. El chico salía del edificio de la
universidad, rectangular, de unos 3
pisos y de paredes grises, no muy alegres.
Al salir a la calurosa calle se puso a reflexionar sobre qué
estaba haciendo con su vida y por qué, no le gustaba nada su rutina, siempre se
aburría de las cosas repetitivas y por ello nunca había tenido una relación con
una chica que durara más de un mes y le escaseaban amistades. De hecho, tenía
un amigo, su compañero de piso, quizás la única persona de la que aún no se
había hartado y con la cual pasaba el setenta por ciento del tiempo, mientras
no estaba en la universidad o buscando algo de diversión en la calle por la
noche.
A decir verdad, a ojos de este peculiar personaje, nada era
igual esa tarde, algo le sucedía, sentía un presentimiento pero no quería darle
importancia, prefería pensar en llegar a casa y llenar el estómago. Deseaba poder
compartir el momento del almuerzo con su compañero de piso y preguntarle cómo
le fue el día en la universidad de salud en la que su amigo estudiaba. Pero en
ese momento, pasó algo que le impidió llegar a casa puntual y que concordaba
con su anterior presentimiento.
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