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sábado, 27 de abril de 2013

*EL LIBRO*, INTRODUCCIÓN -Carlos Atienza Cuenca-

Hola lectores, esta vez estoy haciendo algo distinto. Estoy escribiendo algo así como una especie de "novela" que aún no tiene ni título ni tema. Limítense a leerlo y comentadme si os gustó. Esta es solo la introducción, iré subiendo cada capítulo cuando esté terminado. Gracias por vuestro interés y espero que les  guste e incite a leer el siguiente capítulo.

PD: Habrá repeticiones de palabras como "el chico" porque los nombres de los personajes aun no están decididos.


INTRODUCCIÓN

Esta historia empieza como cualquier otra, con un personaje normal, en una ciudad normal, todo muy normal. Pues no, la… “gracia” de esta historia es que el chico no era normal, ¿sabéis de esas personas que se diferencian de las demás por sus ideas y su manera de hacer las cosas? Pues él era una de ellas. Era de esos que en vez de, no sé, mirar un suceso y almacenarlo en la memoria, lo analizaba, lo medía, lo comprendía e incluso a veces veía cosas que nadie era capaz de reconocer a simple vista. Hay gente que a ese tipo de personas tan detallistas las llaman vanguardistas; los más confiados, eruditos; y quizás, los más acertados, locos. Sea como fuere, el caso es que esta historia trata de ese chico, y lo más importante, de lo que le sucede un verano que dio un giro a su vida de aburrida a emocionante.

Sería muy poco apropiado empezar esta “novela” con un “todo empezó” o un “érase una vez” después de decir que su protagonista es raro. El comienzo tiene que ser raro también… En fin, la cosa no empieza, sino que nos encontramos en un caluroso Mayo de estos que dejan a la gente con la lengua fuera y en camiseta corta y pantalones finos y de colores claros. He de decir que el calor era exagerado y en el cielo no había ni una nube, que emigraron buscando algo de sombra y dudo que la encuentren. Aun así, no nos desviemos, era Mayo, hacía calor y el chico salía de la universidad de periodismo, por lo tanto, no podían ser más de las 2:00h. El chico salía del edificio de la universidad, rectangular,  de unos 3 pisos y de paredes grises, no muy alegres.

Al salir a la calurosa calle se puso a reflexionar sobre qué estaba haciendo con su vida y por qué, no le gustaba nada su rutina, siempre se aburría de las cosas repetitivas y por ello nunca había tenido una relación con una chica que durara más de un mes y le escaseaban amistades. De hecho, tenía un amigo, su compañero de piso, quizás la única persona de la que aún no se había hartado y con la cual pasaba el setenta por ciento del tiempo, mientras no estaba en la universidad o buscando algo de diversión en la calle por la noche.

A decir verdad, a ojos de este peculiar personaje, nada era igual esa tarde, algo le sucedía, sentía un presentimiento pero no quería darle importancia, prefería pensar en llegar a casa y llenar el estómago. Deseaba poder compartir el momento del almuerzo con su compañero de piso y preguntarle cómo le fue el día en la universidad de salud en la que su amigo estudiaba. Pero en ese momento, pasó algo que le impidió llegar a casa puntual y que concordaba con su anterior presentimiento.

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