Abriendo ventanas
Con el pecho ardiendo por todo lo que llevo dentro,
cayendo en un pozo interminable a ritmo lento,
creciendo a cada paso que doy, siendo más fuerte,
porque aprendo de las caídas, nací con esa suerte.
La muerte me llamó y con los cascos no me enteré,
ahora sigo vivo, he aprendido y tengo que aprender
que a veces por una tontería tienes mucho que perder
y que las dudas son a veces malas rachas que debes vencer.
Soy aquel que dice que una puerta cerrada
no es el fin y que después se abre una ventana.
Soy aquel de cara cansada por no dormir
pero con alma de un niño impaciente por vivir.
Si la vida es una mierda y no tiene para ti sentido
piensa que para muchos tu vida tiene un valor.
Si la muerte llama y tu música no hace ruido,
coge el corazón y enchúfalo al amplificador.
Carlos Atienza Cuenca
No hay comentarios:
Publicar un comentario