Egoísmo
Perseguido sin motivos he caído en la pereza,
en la cual no se desarrolla ninguna destreza,
con la máscara de un hombre que por tranquilo que parezca
no puede evitar negar que fácilmente se estresa.
Que le pesa el estar quieto y le aprisionan los deberes,
que pocos son los derechos y menos los placeres,
que se queja, sabiendo que lo peor está fuera
pero que mira a su ombligo y no calza más que sus propias
suelas.
Aunque duela, aunque angustie pensarlo, esa es la verdad,
vivir en egoísmo es lo que mejor se nos da.
Lo llevamos dentro al nacer, es nuestro apodo
y nuestros padres intentaron pararlo dándonoslo todo.
Y de qué nos sirve, siempre queremos más,
no excluyo a nadie, no se salva ni el que va a rezar,
ni el presidente que pone sus caras en su campaña electoral,
solo por ganar, por mandar, no tratan de amar,
solo buscan destacar y quedan en la mediocridad.
Carlos Atienza Cuenca
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